Dos hermanos humanos secuestrados y vendidos por un comerciante alienígena descubren el amor en el lugar menos esperado al conocer a dos hermanas que luchan por permanecer con vida entre los suyos.
Solo se les permite vivir a los Marastin Dow más despiadados, y Evetta y Hanine han asesinado a suficientes de los suyos para seguir vivas, pero ansían desesperadamente una vida diferente… así que están planeando cuidadosamente una revolución.
Tras conocer a los dos extraños y encantadores hermanos humanos que luchan por permanecer con vida entre los Dow, las hermanas llegan a un acuerdo: se los llevarán con ellas cuando el caos empiece de verdad. ¿Quién dice que no se puede tener un felices para siempre en mitad de una guerra?
La internacionalmente aclamada S.E. Smith presenta una nueva historia llena de acción, aventuras y romance. Rebosante de su humor característico, vívidos paisajes y personajes encantadores, ¡te aseguramos que este libro se convertirá en otro de los favoritos de sus fans!
―¿De dónde salen estas cosas? ―musitó para sí.Giró la figura con delicadeza entre los dedos; aquella tenía la forma de una criatura rosa suave y voladora. El animal había sido creado con dobleces intrincados a partir del mismo material que el resto: una mezcla de fibras que se había alisado y después dejado secar.
Hanine había analizado una de las figuras cuando habían empezado a aparecer algunos meses antes.La desdobló con mucho cuidado. Detestaba destruirla, pero sintió curiosidad al ver el destello de una letra impresa en la punta de una de las alas. Se dejó caer en la silla, asegurándose de no desgarrar el material, y se centró en la tarea. Al cabo de poco pudo leer el mensaje que había escrito en el arrugado cuadrado.
Puedo quedarme contigo? ¿Para siempre?
La respiración se le entrecortó ante aquellas simples palabras. Los dedos le temblaron al reseguirlas suavemente. Se mordió el labio, conteniendo la sonrisa que quería emerger; fuese quien fuese el responsable, la estaba enloqueciendo a base de pura curiosidad.
―Quién eres ―susurró, sacudiendo la cabeza―. ¿―Cómo consigues evitar mis sensores?
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