La persecución de Paul

La persecución de Paul

Lores Dragón de Valdier, Libro 6

Paul Grove encuentra una segunda oportunidad de amar gracias a esa hermosa mujer alienígena que lo ha dejado sin aliento. Pero cuando un loco amenaza a su nueva familia, tendrá que recurrir a todas las habilidades que aprendió durante su vida en la Tierra, además de algunos trucos nuevos…

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Sacrificio, sueños imposibles y el depredador definitivo…

Hay dos cosas que Paul Grove ama por encima de todas las cosas: a su hija Trisha y el vagar por las montañas y bosques de Wyoming. Por la primera haría cualquier cosa, y lo segundo es lo que lo define como persona. Los rastros que encuentra tras la desaparición de Trisha y sus amigas no tienen sentido, y las pistas que dejaron a su paso no se parecen a nada que haya visto jamás. Cuando su hija regresa acompañada de un guerrero de otro planeta, Paul comprende que debe volver con ella a su nuevo hogar o perderla para siempre.

Morian Reykill es una Gran Sacerdotisa para los simbióticos dorados de su mundo, a los que se los conoce como la Sangre de los Dioses. Es su protectora y miembro de la casa real de Valdier. Cuando su primer compañero es asesinado queda devastada porque, aunque no era su compañero predestinado, sí que se amaban profundamente. Consi‐ dera la idea de unirse a su compañero en el otro lado, pero algo le dice que todavía no ha llegado su hora.

Paul Grove encuentra una segunda oportunidad de amar gracias a esa hermosa mujer alienígena que lo ha dejado sin aliento. Pero cuando un loco amenaza a su nueva familia, tendrá que recurrir a todas las habilidades que aprendió durante su vida en la Tierra, además de algunos trucos nuevos…

Teaser/Excerpt:

―Os he estudiado ―contestó, yendo directo al grano―. He entrenado con los guerreros a bordo de la V’ager. Y he investigado. Si esto fuese una batalla real, ahora mismos estaríais todos muertos. Eso es inaceptable para mí.

Zoran gruñó y dio un paso amenazador hacia Paul.

―Si esto fuese una batalla real, ya te habría destripado ―rugió, entrecerrando los ojos con una actitud peligrosa.

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